sábado, 7 de marzo de 2015

SANTIAGO DOMÍNGUEZ RIAZA (22-10-41)


 
La imagen que os adjunto corresponde a Santiago Domínguez Riaza. Es mi abuelo. Fue el último alcalde republicano de Aravaca, fusilado por sus ideas políticas en 1941.

En realidad  la imagen es copia de  una foto de carnet que mi abuela Maria guardó como un tesoro. Era el único recuerdo que teníamos de él.  En los años sesenta mi abuela encargó a un dibujante que  le hiciese  un “carboncillo” a partir de dicha foto, para decir toda la verdad  mi abuela nunca estuvo satisfecha del todo con el resultado,  decía que su esposo era más guapo.

Al terminar la guerra, como tantos otros, Santiago Domínguez dió crédito a las “conciliadoras” palabras de Franco y el día 4 de abril de 1939 se presentó de forma voluntaria en el estadio Chamartín;  apenas tres días después de entrar los golpistas en Madrid.

Le incoaron juicio sumarísimo de urgencia y el  30 de octubre de 1939 se dictó sentencia: condena de muerte, exactamente por ser   “de UGT desde 1935, del Partido Socialista desde 1933, pertenecer al ejercito republicano, ser  fundador casa del Pueblo en 1931, Concejal del ayuntamiento y Alcalde desde 1936 en Aravaca, donde fueron asesinados 22 vecinos y 72 personas llevadas de fuera, siendo él responsable de todos estos crímenes”

Lo mataron el 22 de octubre de 1941  en las tapias del cementerio del Este.

En dicho sumario resultaron definitivas las denuncias que presentaron el nuevo alcalde franquista del pueblo y su hijo,  que ocupaba el sombrío cargo  de “jefe de Información de Falange” en Aravaca.

En el año 2014 el Ayuntamiento de Madrid decidió homenajear a este alcalde franquista otorgando su nombre, Cirilo Martin Martin, a una glorieta en el barrio de Aravaca. Actualmente estamos litigando para que el ayuntamiento reconsidere su posición; mas allá de la historia de mi abuelo, este individuo formó parte  de la representación franquista contra muchas otras personas afines a la República.

La parte buena de esta historia es que en la reciente investigación que hemos hecho para argumentar nuestra demanda hemos encontrado en el archivo histórico militar un documento muy emotivo. Se trata de  una  carta manuscrita donde mi abuelo relata su vivencia durante la guerra, explicando al juez sus actos, qué hizo y porqué lo hizo. Tenía una letra preciosa, un poquito inclinada a la izquierda, la tinta es azul añil y  setenta  años más tarde sigue teniendo luz propia.   No hay faltas de ortografía y la sintaxis es correcta. Mi abuelo debió ser un tipo culto. Ahora tenemos un nuevo recuerdo suyo.

Otra buena noticia es que  la asociación Memoria y Libertad nos ha invitado a subir su historia a esta web; he estado leyendo las biografías de muchas otras personas que padecieron similares penurias,  algunos compartieron con mi abuelo la lúgubre 3ª galería de la cárcel de Porlier, donde habitaban los condenados a muerte. No puedo dejar de imaginar cómo debieron compartir aquellos años, el miedo, la incertidumbre;  lo que sentirían los demás presos cada vez que venían a llevarse a algún compañero al paredón. Y, por encima del dolor, la esperanza y el amor  que recogen las cartas de despedida. Todas esas cartas las sentimos como propias.  Ahora tenemos otro recuerdo suyo.

Santiago Domínguez Riaza. Es un orgullo llevar tu sangre.
Eduardo Domínguez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, gracias por compartir la historia de tu abuelo, es triste pero conmovedora... te animo a que escanees la carta y nos ofrezcas un trocito... gracias.