martes, 24 de marzo de 2015

EPIFANIO ALZATE ITARTE (22-12-42)

"No puedo dar muchas explicaciones después de tantos años transcurridos, y porque en casa, quizás por prudencia, no nos hablaban sobre la guerra. Lo que recojo es más bien a través de conversaciones oídas a los mayores hablando entre ellos, siendo yo niña.

Según recuerdo Epifanio fue guardia civil y una de las noches le tocó patrullar con el comandante del puesto (ni idea de en qué pueblo sucedió). Éste debía de tener un carácter muy áspero, hacía una noche muy fría de ventisca y lluvia, el comandante había ido todo el camino protestando sobre el tiempo, los malhechores y de todo lo que se le ponía por delante.

Al terminar el servicio volvieron al cuartel, entraron en la sala de armas a dejar sus pistolas y escribir el parte,  y una vez hecho esto marchó cada uno a su vivienda (era una casa cuartel), y Epifanio se puso a silbar: el comandante creyó que se burlaba de él. Total, que discutieron y se pegaron. A Epifanio eso la valió ser expulsado del cuerpo. Mi madre decía que de ahí le vino todo y que su muerte fue una venganza. Terminada la guerra, el general Franco proclamó un bando diciendo que todo aquel que hubiese combatido en el bando contrario, pero no tuviese las manos manchadas de sangre, nada tenía que temer, que se presentase para dar testimonio de donde había combatido; Epifanio se presentó, dio sus datos como le pedían y marchó para su casa. Transcurrieron varios días sin que nada ocurriese y le volvieron a llamar para aclarar algún punto. Fue, pero ya no volvió; estuvo tres meses sin que su mujer, Ramona, supiera nada de él hasta que lo localizó en una cárcel. A él lo habían metido preso, y a ella le quitaron lo poco que tenía de vajilla, ropa y ajuar, teniendo que colocarse de sirvienta, (se colocó en casa de una mujer que también tenía al marido en prisión).

Ramona (no sé el apellido, era de Yanci, Navarra) hizo lo que pudo, que era más bien poco, pero al menos cuando iba a visitarle le podía llevar un bocadillo  y hacer gestiones para que su marido saliese de la cárcel. A mediados del 42, ya le dijeron que pronto saldría el juicio, Ramona  se lo comunicó a mi madre (hermana de Epifanio) y fue a Madrid para entrevistarse con un sacerdote que si mal no recuerdo se llamaba Francisco, que era de Carcar y persona influyente en Madrid. Habló con él y este le dijo que por los cargos que le acusaban no le iban a salir más de 3 años y como ya casi los había cumplido, pues que en cuanto se celebrase el juicio le darían la libertad. Y que de todas formas cuando supiese la fecha del juicio le haría otra visita para que el estuviese al tanto. Mi madre se volvió al pueblo tranquila, dejando el encargo de que cuando Ramona supiese la fecha del juicio se lo hiciese saber, pues ella volvería para hablar con Francisco. Por fin Ramona comunicó que a mediados de Enero (1943) sería el juicio, y mi madre dispuso que en cuanto se pasase la Navidad marcharía a Madrid. Pero no hizo falta,  LA NAVIDAD NOS TRAJO LA TRISTE NOTICIA.

Adjunto una copia de la carta que yo tengo, pero hay que tener en cuenta que la original  la tenía Ramona, que a ella iba dirigida; a mi madre le mandó una transcripción y de ésa en tiempo más actual se hizo una copia a máquina.  El día que se recibió dicha carta la recuerdo como muy desgarradora, yo tenía 12 años y me impresionó mucho. Mi abuela Canuta (la madre de Epifanio y de mi madre, que entonces tenía 85 años) estuvo 3 días sin salir del granero.
 Pudiera ser que esta transcripción pueda tener alguna variación involuntaria."


Esther Bravo Alzate (1930) 
Sobrina de Epifanio Alzate Itarte

sábado, 7 de marzo de 2015

SANTIAGO DOMÍNGUEZ RIAZA (22-10-41)


 
La imagen que os adjunto corresponde a Santiago Domínguez Riaza. Es mi abuelo. Fue el último alcalde republicano de Aravaca, fusilado por sus ideas políticas en 1941.

En realidad  la imagen es copia de  una foto de carnet que mi abuela Maria guardó como un tesoro. Era el único recuerdo que teníamos de él.  En los años sesenta mi abuela encargó a un dibujante que  le hiciese  un “carboncillo” a partir de dicha foto, para decir toda la verdad  mi abuela nunca estuvo satisfecha del todo con el resultado,  decía que su esposo era más guapo.

Al terminar la guerra, como tantos otros, Santiago Domínguez dió crédito a las “conciliadoras” palabras de Franco y el día 4 de abril de 1939 se presentó de forma voluntaria en el estadio Chamartín;  apenas tres días después de entrar los golpistas en Madrid.

Le incoaron juicio sumarísimo de urgencia y el  30 de octubre de 1939 se dictó sentencia: condena de muerte, exactamente por ser   “de UGT desde 1935, del Partido Socialista desde 1933, pertenecer al ejercito republicano, ser  fundador casa del Pueblo en 1931, Concejal del ayuntamiento y Alcalde desde 1936 en Aravaca, donde fueron asesinados 22 vecinos y 72 personas llevadas de fuera, siendo él responsable de todos estos crímenes”

Lo mataron el 22 de octubre de 1941  en las tapias del cementerio del Este.

En dicho sumario resultaron definitivas las denuncias que presentaron el nuevo alcalde franquista del pueblo y su hijo,  que ocupaba el sombrío cargo  de “jefe de Información de Falange” en Aravaca.

En el año 2014 el Ayuntamiento de Madrid decidió homenajear a este alcalde franquista otorgando su nombre, Cirilo Martin Martin, a una glorieta en el barrio de Aravaca. Actualmente estamos litigando para que el ayuntamiento reconsidere su posición; mas allá de la historia de mi abuelo, este individuo formó parte  de la representación franquista contra muchas otras personas afines a la República.

La parte buena de esta historia es que en la reciente investigación que hemos hecho para argumentar nuestra demanda hemos encontrado en el archivo histórico militar un documento muy emotivo. Se trata de  una  carta manuscrita donde mi abuelo relata su vivencia durante la guerra, explicando al juez sus actos, qué hizo y porqué lo hizo. Tenía una letra preciosa, un poquito inclinada a la izquierda, la tinta es azul añil y  setenta  años más tarde sigue teniendo luz propia.   No hay faltas de ortografía y la sintaxis es correcta. Mi abuelo debió ser un tipo culto. Ahora tenemos un nuevo recuerdo suyo.

Otra buena noticia es que  la asociación Memoria y Libertad nos ha invitado a subir su historia a esta web; he estado leyendo las biografías de muchas otras personas que padecieron similares penurias,  algunos compartieron con mi abuelo la lúgubre 3ª galería de la cárcel de Porlier, donde habitaban los condenados a muerte. No puedo dejar de imaginar cómo debieron compartir aquellos años, el miedo, la incertidumbre;  lo que sentirían los demás presos cada vez que venían a llevarse a algún compañero al paredón. Y, por encima del dolor, la esperanza y el amor  que recogen las cartas de despedida. Todas esas cartas las sentimos como propias.  Ahora tenemos otro recuerdo suyo.

Santiago Domínguez Riaza. Es un orgullo llevar tu sangre.
Eduardo Domínguez