domingo, 7 de diciembre de 2014

FRANCISCO MARÍA VÁZQUEZ HERMIDA (21-10-1939)


Francisco María Vázquez Hermida nació en Lugo el 25 de febrero de 1891. Su padre fue Juan Vázquez Fernández, jornalero, y su madre, Jacoba Hermida Seijas, guardagujas, murió joven, ambos naturales de Lugo. Tuvo tres hermanas: Lola, María y Concha. De profesión fue panadero.  Emigró a Madrid para mejorar su vida. Se casó con una mujer valiente y trabajadora, Emilia González Muñoz, también emigrante, de Ávila, y a los 25 años tuvo a su primera hija, luego vinieron seis hijos más, de los que sólo dos sobrevivieron.

La corriente liberal de la época le llevó, en 1927, a  afiliarse a la U.G.T., sindicato socialista que defendía los derechos de los trabajadores. En 1932 se adhirió al Partido Socialista y se le nombró Alcalde del Barrio del Lucero, distrito de La Latina, donde vivió en una casita baja que levantó en un solar comprado en 1930. Allí trabajó para conseguir llevar el agua al barrio, aportó dinero para la construcción de la escuela, y demostró que era un hombre solidario y emprendedor, además de culto. Su vida cambió drásticamente cuando en julio de 1936, en su calidad de alcalde, recibió la orden de formar una agrupación para la defensa de las personas y las cosas del barrio ante una inminente sublevación militar. En noviembre de 1936 fue evacuado, debido a los combates con las tropas nacionales que pretendían entrar en Madrid por el oeste, y se trasladó con su familia a un piso en el centro de la capital donde vivió hasta que, por fin, la guerra terminó. Inmediatamente, fue denunciado por la esposa de uno de los vecinos del barrio, acusándole de haber sido responsable del asesinato de su marido, ya que según ella, le vio acompañando a otros para identificarlo y llevarlo a la checa. Esta declaración bastó a las autoridades para que lo condenaran, tras un “juicio sumarísimo de urgencia”, sin garantías. De nada sirvieron las declaraciones de los residentes, que le definían como “una persona a la que no vieron cometer desmanes ni se metió con ningún vecino, y que en repetidas ocasiones, manifestaba  a sus compañeros de trabajo y al portero de la finca donde habitaba que estaba asqueado de todo aquello que estaba pasando y deseaba que terminase la guerra”.

A pesar de la falta de pruebas, pues los “hechos no han podido ser comprobados”, el 26 de junio de 1939 entró en la prisión habilitada de Torrijos, donde estuvo cuatro meses. El 6 de julio de 1939 recayó la sentencia: “Autor de un delito de adhesión a la rebelión con la concurrencia de las circunstancias agravantes de perversidad y transcendencia de los hechos” condenándole a la pena de MUERTE.

En agosto de 1939 su hija María le vio por última vez cuando le llevó a la cárcel a su segunda nieta recién nacida, la cual le honró llevando su mismo nombre.   

El 21 de octubre de 1939 le fusilaron a las cinco treinta horas, en la tapia oeste del cementerio de la Almudena de Madrid. 

Mi bisabuelo Francisco Vázquez fue una víctima de la injusticia.
 
 
(Las frases entre comillas aparecen literalmente en el Sumario)